Prescindiendo de la narración, esta película nos ofrece una serie de impresiones de lo que sucede diariamente en las calles principales de nuestra capital: el tránsito de automóviles y de peatones desde el amanecer hasta la noche.

Lentamente, en angustiante crescendo, las calles desoladas se van convirtiendo en un infierno de ruido, contaminación, estrechez y asfixia.